El pasado mes de mayo, en la ciudad brasileña de São Paulo, durante un encuentro de activistas digitales, Lula da Silva, expresidente de Brasil, dio una conferencia de prensa. Hace unos años hubiera estado rodeado de periodistas con grabadoras y asistentes tomando notas de su charla. Ahora solo se veían teléfonos digitales haciendo fotografías y tabletas grabando en vídeo. No había ni una sola grabadora al lado del micrófono, tampoco nadie tomaba notas manuscritas del discurso. A nadie le interesaba fijar por escrito la palabra, era solo la imagen lo que interesaba. ¿Por qué?