Periodistas legendarios como Kapuscinski, John Reed o Robert Capa tendrían poco predicamento en estos tiempos, en los que "no hay lugar para otra ética ni para ningún código deontológico" salvo el que marcan los beneficios de las empresas de prensa, explica el español Pascual Serrano en su nuevo libro.
"El problema es que la ética se encuentra enfrentada al mercado" y los reporteros y redactores de los medios privados "sólo responden a una vara de medir: si lo que hacen gusta a sus superiores seguirán trabajando, si no, les despedirán", dice en entrevista con Efe este periodista especializado en política internacional y comunicación.
Fundador de la web Rebelión (www.rebelion.org), Serrano acaba de publicar "Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryszard Kapuscinski, Rodolfo Walsh, Edgar Snow y Robert Capa" (Península), una abierta apuesta por un periodismo que hoy día parece llamado a desaparecer.
Reed fue "cronista de grandes hitos revolucionarios", Kapuscinski "dedicó su vida a relatarnos los sueños descolonizadores" del Tercer Mundo, Snow acercó "la revolución china a Occidente", Walsh "sentó los principios de un periodismo emparentado con la literatura de no ficción" en el marco dictatorial argentino y Capa "fotografió como nadie a los seres humanos que sufrían la guerra", refiere.
El libro "intenta explicar que no existe la objetividad, sino la honestidad, la veracidad y la rigurosidad informativa. Los cinco periodistas analizados, en mi opinión, muestran ese tipo de periodismo", señala Serrano a Efe.
Como apoyo a esta posición, cita al polaco Kapuscinski, para quien no puede ser corresponsal quien "cree en la objetividad de la información, cuando el único informe posible siempre resulta personal y provisional".
Las cinco biografías, subraya, deberían ser para los periodistas "un ejemplo de dignidad" en unos tiempos en los que "se confabulan" las ruedas de prensa, la internet, la inmediatez de la informática y la cotización en bolsa de los propios medios de comunicación "para acabar con un periodismo que cree que puede mejorar el mundo".
Hoy día, "se nos ha vaciado de valores. Basta observar que el debate sobre el periodismo gira en torno a dos elementos: la cuestión de los aparatitos y cómo hacer rentable la prensa en la era de internet. Lo del contenido, o cualquier responsabilidad social del periodista con la veracidad y la pluralidad, ni se plantea", afirma.
"El periodista está olvidando cómo se redactan una argumentación, un análisis de profundidad", y difícilmente puede "transmitir emociones", lo que contrasta, añade, con los autores analizados en el libro, quienes "no dejaban de irradiar pasión en todo lo que hacían".
Serrano reclama a los periodistas valentía, que no debería verse condicionada por la amenaza de la precariedad laboral.
"Debemos pensar que hubo tiempos en que los periodistas, los trabajadores en general, se jugaban algo más que su puesto de trabajo cuando incorporaban principios y valores. Podían ir a la cárcel, por ejemplo. Hoy oigo a los jóvenes que no participan en una huelga de un día porque les descuentan parte de su sueldo. Es un ejemplo del poco sacrificio y espíritu de lucha", apunta.
El periodista, concluye Serrano, "tiene que pensar que el poder de la información es tremendo y que, por acción o por omisión, puede ser corresponsable de grandes avances o de grandes crímenes".
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