A pocas semanas de las elecciones legislativas venezolanas, la cuestión de la delincuencia se ha convertido en el principal argumento de la oposición contra el gobierno de Hugo Chávez. Una vez más los medios, tanto nacionales como extranjeros, se han incorporado a la cruzada contra el líder bolivariano. Veamos algunos casos.
Tuvo gran acogida en los medios la información de The New York Times del 22 de agosto afirmando que, durante 2009, hubo más muertos por la violencia en Venezuela que en Iraq. Según el diario, con una población similar, en el país sudamericano murieron 16.000 civiles frente a los 4.644 de Iraq.
Lo que omiten los medios es que el recuento en Iraq procede de la ONG británica Irak Body Count que se limita a recoger los muertos que aparecen en la prensa. Es evidente que si aplicaran el mismo criterio para Venezuela no encontrarían los 16.000 muertos que le adjudican a ese país. Omite The New York Times otros estudios sobre muertos en Iraq, mucho más fiables, como el de la OMS. Ya en 2008, la representante en Iraq de esta organización, Naeema Al Gasseer, afirmó que “Las estimaciones de nuestra encuesta triplican el número de muertes contabilizadas por el proyecto Iraq Body Count analizando meticulosamente los informes de los medios de comunicación, y reducen a la cuarta parte aproximadamente el resultado que arrojó una encuesta domiciliaria realizada a menor escala a principios de 2006”, añadió
Otro estudio, el de la institución Johns Hopkins/Lancet, calculó una mortandad por la violencia cuatro veces más alta que el de la OMS y 12 veces más alta que el de Irak Body Count.
En cuanto a la prensa venezolana, el diario El Universal titulaba el 30 de agosto “38 cadáveres ingresaron a la morgue en Caracas”. Analicemos el rigor de la información. En primer lugar el texto comienza: “De manera extraoficial, se conoció que 38 cadáveres ingresaron a la medicatura forense capitalina”. Tenemos la ausencia de identificación de la fuente sin que haya ninguna razón de protección de su integridad física, lo que viola cualquier principio deontológico periodístico. En el sumario afirman que “Según detallaron fuentes del organismo, la mayoría presentó impactos de bala”. La afirmación de “mayoría” es ambiguo, pueden ser más de la mitad o muchos menos si los motivos de las muertes son muy variados. No es lo mismo que sean 18 que cinco. En conclusión, la noticia es que alguien dijo que ingresaron 38 cadáveres en la morgue sin precisar cuántos murieron por arma de fuego.
El periodista italiano autor del videoblog www.byoblu.com Claudio Messora, Premio Agenda Roja y XXXI Premio Ischia Internacional de Periodismo, hizo un análisis de la cobertura informativa de las noticias sobre delincuencia en su país. Para ello utilizó un recuento de las noticias sobre sucesos criminales aparecidas en los telediarios italianos durante el quinquenio 2005–2009, elaborado por el Observatorio de Pavia.
Messora observó que durante el último gobierno italiano de centroizquierda de Romano Prodi el número de delitos experimentó un ligero descenso, pero la percepción de inseguridad aumentó 15 puntos, hasta situarse en un 53%. Eso se debió, según el analista, “a que las televisoras escenificaron magistralmente un espectáculo de ilusionismo, transformando la rutina de la delincuencia normal en una película de terror digna de los mejores guionistas”. Después, como por arte de magia, con la aparición del gobierno Berlusconi, los canales de televisión dejaron de dar noticias sobre la pequeña delincuencia.
El analista elaboró el gráfico que adjuntamos. La línea roja muestra las noticias sobre sucesos criminales, la línea azul describe la evolución real de los delitos y la línea amarilla muestra la percepción que tuvieron los italianos de dichos delitos, lo que Messora bautiza como la “línea del miedo”.
El analista italiano explica que “los delincuentes son un fácil espantajo, siempre a mano para asustar a los ancianos, los empleados sencillos y las amas de casa. Es el equivalente mediático del coco”. Eso explicaría, según él, que los informativos italianos dedicasen el doble de tiempo que el resto de los europeos a robos, atracos, trifulcas y otros actos delictivos.
Cualquiera puede comprender que Venezuela y sus medios privados están viviendo una situación similar, también sucedió en Argentina hace años, la oposición y los medios recurrieron de forma desmedida al problema de la delincuencia para embestir contra el gobierno de Néstor Kirchner. No se trata de negar o ignorar el problema de la delincuencia, sin duda es una tragedia, pero sí de denunciar su utilización miserable y desinformativa como arma política. El gráfico de Messora es una prueba elocuente.
Podemos observar que el uso y abuso de las informaciones sobre la inseguridad ciudadana y la delincuencia no supone nada nuevo en el panorama mediático preelectoral venezolano. Es sólo un nuevo asunto casus belli para combatir a Chávez, y una coordinación internacional de los medios para explotarlo. Hace unos meses era la guerrilla de las FARC, en otras la de ETA, hace unos años la no renovación de un canal de televisión. Ahora toca la delincuencia.
Pascual Serrano es periodista. Sus últimos libros son "El periodismo es noticia" (Icaria) y Desinformación (Península).