En días recientes, Rosa Miriam Elizalde, la editora del portal cubano Cubadebate, que presenta como objetivo luchar “contra el terrorismo mediático” estuvo en Madrid y fue objeto de un atentado terrorista de este género al ser entrevistada por el diario El País.
El atentado se fraguó en el Café de Oriente de Madrid y lo ejecutó el agente Ramón Lobo el 21 de mayo en la contraportada de El País, publicación diaria de la organización.
La periodista cubana fue emboscada con la promesa de recoger en el periódico su visión de la actualidad cubana pero, finalmente, el agente Lobo presentó la entrevista con tal número de comentarios, insinuaciones y tergiversaciones que sólo sirvió para prescindir y obviar la opinión de la entrevistada y, en cambio, continuar con la habitual línea terrorista informativa contra Cuba. Basta observar que, del contenido de la entrevista, 348 palabras fueron autoría del agente de Prisa y tan solo 220 quedaron para la entrevistada. Ya el titular se utiliza para mostrar las dificultades de acceso a internet que se sufre en Cuba sin clarificar que la razón se encuentra en Estados Unidos, de modo que se percibe que su origen está en el gobierno cubano o su socialismo. "En Cuba tardo seis horas en subir un vídeo en YouTube". Más todavía si, a continuación, el periodista de El País inicia su texto así: “Las dictaduras navegan mal por Internet, donde circulan ideas, noticias e imágenes con rapidez y libertad”. El atentado contra Elizalde es doblemente criminal porque se trata, precisamente, de la periodista que más ha denunciado la responsabilidad del bloqueo estadounidense como origen de los problemas de internet en la isla.
A continuación continúa el periodista: “tiene un trabajo imposible: vender un régimen que está perdiendo su halo de símbolo y empieza a ser blanco de críticas, también desde la izquierda”. Veamos el vocabulario valorativo que se encuentra en la frase: califica de “imposible” lo que se dedica Rosa Miriam Elizalde, la humilla profesionalmente y la agrede en su honorabilidad afirmando que tiene que “vender un régimen”. Por último, el entrevistador afirma de su cosecha, sin más elementos que lo acrediten, que la revolución cubana está perdiendo su “halo de símbolo y empieza a ser blanco de críticas”.
Supongamos que el corresponsal de Granma en Madrid hubiera entrevistado al periodista de El País. ¿Qué nos parecía que hubiera escrito esto?: “Ramón Lobo tiene un trabajo imposible: vender como periodismo honesto y decente un grupo empresarial de comunicación que por culpa de cuatro directivos y accionistas que quisieron enriquecerse, terminó debiendo cinco mil millones a los bancos y ha tenido que venderse económica e ideológicamente a Berlusconi y a unos brookers de Wall Street, peligrando así el futuro de cientos de trabajadores”.
Es curioso, pero aprovechan esta entrevista para ofrecernos la dirección de la página de la opositora Yoani Sánchez, ¿incluirán a partir de ahora los datos de la web de Cubadebate siempre que hablen de Yoani?
El agente de El País se explaya también en detalles de ambiente que sugieren que hay un comisario político supervisando la entrevista: “A su lado, un hombre de traje oscuro y antiguo, que se presenta como presidente de una asociación local de escritores, devora una pizza de quesos del país. La directora de Cubadebate le deja hablar cuando la conversación se empina. Es cuando ella aprovecha para comer. Tenía capricho de algún plato vasco en honor de su abuelo, pero se conforma con una sepia a la plancha. Cuando habla el hombre uno tiene la sensación de que es el encargado de que no surjan los grises, de que fluyan las palabras de siempre”.
El atentado se ceba así en la honorabilidad de la periodista insinuando que renuncia a su libertad y acepta sumisamente el control por parte de “un hombre de traje oscuro y antiguo”. Es evidente que un hombre de traje oscuro y antiguo debe ser obligatoriamente malo, los ejecutivos de Prisa siempre llevan ropa moderna y corbatas coloridas. Pagadas eso sí, con el dinero de los que compran sus periódicos o el que ganan en los fondos de inversión en Bolsa.
Pues bien, ese hombre que el periodista de El País presenta como policía o comisario era Jorge Angel Hernández Pérez, novelista, poeta y ensayista, director de la revista Umbral, de Villa Clara, uno de los autores más premiados y conocidos de su generación. Ganó, entre otros, el Premio Bolívar-Martí. Aquí se puede encontrar su biografía.
El texto termina con un chiste contra el comunismo de la URSS, que no logro saber si lo contó el temible hombre de traje oscuro, la entrevistada o el periodista de El País. Aunque me temo que fue éste último antes de abandonar el escenario del atentado.
Se espera próximamente la versión de la víctima Rosa Miriam Elizalde una vez se recupere de la indignación que le provocó la agresión.