"Chávez impide a laSexta hablar desde Venezuela", así titulaban en el canal de televisión español La Sexta una noticia ayer. El asunto consistió sencillamente en que un operario del hotel Alba no les dejó usar la antena para el envío de las imágenes al mediodía y no lo pudieron hacer hasta la tarde. Ante ese hecho no dudaron en difundir que "el corresponsal de laSexta es censurado por Hugo Chávez".
La propia embajada venezolana en Madrid ha aclarado que "respondió a un hecho totalmente aislado y fortuito, que tuvo su origen en la poca disposición de colaboración de un empleado del hotel". "Inferir a partir de un hecho menor como éste que existía el deseo explícito de coartar la libertad de de expresión de un medio cualquiera resulta una exageración mayúscula", señala la embajada en un comunicado, quien critica que "pretender transformar este incidente en expresión de una política del Estado venezolano resulta una falta de responsabilidad y de profesionalismo comunicacional, digno de repulsa".
Cualquier persona puede entender que es absurdo que un gobierno intente dos días antes de un referéndum, con el país repleto de enviados especiales, intentar que no difundan imágenes mediante instrucciones a un empleado de un hotel, hay más lugares para enviar, más antenas, más hoteles…