El español Fernando Casado llegó a Ecuador tras 8 años trabajando en Venezuela de docente en la Universidad Bolivariana, entre otras actividades, y se incorporó a la cancillería (ministerio de Relaciones Exteriores) en 2014 como asesor jurídico y de comunicación para la campaña sobre la Demanda de Ecuador y damnificados contra la petrolera Chevron después de la tragedia medioambiental que tuvo lugar tras un derramamiento de crudo. Después se quedó de profesor en el Instituto de Altos Estudios Nacionales, una universidad pública de posgrado.
El presidente Lenin Moreno, procedente de las filas del partido de Rafael Correa, de cuyo gobierno fue vicepresidente, llega al poder en mayo de 2017 gracias a la popularidad de Correa que es quien lo designa su sucesor. Al poco de llegar Moreno se desmarca de la línea política de su partido y comienza un programa de acercamiento a los líderes opositores neoliberales y a las políticas de austeridad económica. Entre las críticas que recibe se encuentra la de Fernando Casado, lo que acaba provocando su despido de la Universidad, tras lo que se generó una polémica consecuencia de esa persecución por razones políticas.
Hoy Casado trabaja en la Universidad Técnica de Manabí, que está en provincias. Investiga sobre “persecución política” y el lawfare (guerra judicial) a los partidarios de Correa, los denominados correístas, que son calificados por el presidente como delincuentes.
El pasado 13 de febrero, Casado se reunió en Ginebra, en representación de diversas organizaciones civiles, con varios relatores de las Naciones Unidas. Concretamente con el relator de la libertad de expresión, el de defensores de derechos humanos, el de ejecuciones sumarias y el de salud. Además de una representación del Alto Comisionado de los Derechos Humanos. Hablamos con él en esta entrevista para cuartopoder.