El uso (y abuso, en opinión de alguno) de las imágenes de batalla campal en Barcelona y otras ciudades de Catalunya ha generado en muchas personas la indignación de quienes consideran que no representan al movimiento independentista y que su profusión en los medios obedece al objetivo de desacreditar el pacifismo que siempre caracterizó y del que siempre alardeó el movimiento independentista catalán.
Sin posicionarme al respecto, lo que sí vale la pena señalar es el poder de los medios audiovisuales para, según enfocar una imagen u otra, provocar una posición o la contraria en las audiencias. No se necesita mentir, la imagen es la oposición al razonamiento y al argumento por lo que, mediante su uso, se logra puentear los intelectos y lograr adhesiones o rechazos a lo que el medio desee. Hemos sido víctimas de ello durante décadas pero solo ahora, cuando los acontecimientos se desarrollan en nuestras narices, vemos el poder y el peligro.