En los últimos tiempos, “la noticia se había convertido en las ‘motos’ que nos vendían las fuentes interesadas y que nuestros jefes, unos tipos encorbatados, decían que eran las adecuadas”, sostiene el escritor y periodista Pascual Serrano, autor del libro “La prensa ha muerto. ¡Viva la prensa!” (Península) presentado en la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí. Pero hoy, con la crisis de los grandes medios, y la irrupción de lo que en el libro llama medios “cooperativos”, el periodista vuelve a la calle a buscar la noticia y además se abren las puertas para un auténtico periodismo de investigación.
En “La prensa ha muerto. ¡Viva la prensa!” el autor radiografía los ejemplos de Le Monde Diplomatique, La Jornada, Le Courrier, Brecha, IPS, Democracy Now!, Junge Welt y The Nation, medios que comparten algunas características como una línea editorial progresista o de izquierdas, el importante papel de los lectores, la participación de los trabajadores y las asambleas o la prioridad de la suscripción frente a la publicidad. En el caso español, Pascual Serrano estudia lo que llama “boom” español de medios “cooperativos” o independientes, como eldiario.es, La Marea, Alternativas Económicas, Mongolia, infoLibre y Jot Down Magazine. Considera esencial en estos medios, además de línea editorial crítica, el que se garantice un salario a los trabajadores y unas condiciones de trabajo dignas.
-En tu último libro planteas la crisis de los medios de comunicación tradicionales, pero también afirmas que los medios “alternativos”, de los cuales procedes (participaste en los años 90 en el equipo fundador de Rebelión), han de adaptarse a los nuevos tiempos. ¿Qué sentido tienen hoy los medios de comunicación independientes?
-Los medios alternativos tuvieron en su momento una función: dejar en evidencia la manipulación y las mentiras de los dominantes, sacar del oscurantismo y del silencio a grandes intelectuales que no salían en los grandes medios; y dejar en evidencia que el modelo de los “grandes” no era decente para estar informados. Pero no hacíamos periodismo. Porque cualquiera que mire los contenidos de Rebelión en sus orígenes, verá que hay muchos artículos de opinión, y que excepto algunas entrevistas, casi todo era “cogido” de medios más o menos dignos que pudiera haber fuera de España. Pero no enviábamos un corresponsal a Siria o a Ucrania. No teníamos a un periodista que estuviera todos los días leyéndose papeles durante cuatro horas o buscando noticias en el BOE. No hubiéramos sido capaces de afrontar 5.000 documentos de WikiLeaks para ver qué decían. Éramos militantes, una especie de ONG, de gente que combatía con un proyecto de regeneración informativa. Y servíamos más para poner en evidencia al modelo que para derrocarlo.
-Tu punto de partida es la crisis económica, en general, y de los grandes medios en particular…
-Creo que con la crisis se abre una gran oportunidad. Los medios tradicionales se desploman, no son rentables, y surgen nuevas posibilidades de medios que -aunque en condiciones muy precarias para los periodistas- pueden intentar sobrevivir en un marco capitalista y de mercado. Eso, mientras no haya otro modelo… Podrían aspirar, incluso, a competir con los grandes medios y, cada vez más, a ser referentes informativos para la ciudadanía.
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