Con motivo del aniversario de la proclamación de la II República Española, el 14 de abril de 1931, traigo a la memoria este texto de Antonio Gramsci sobre la forma en que llegó la República a Francia, en el deseo de que la similitud con la España de hoy sea la mayor posible.
Todos se convirtieron en republicanos simplemente porque ya lo eran en potencia, aunque no fueran miembros del partido republicano y no gritaran a diario que querían la república. No es un milagro, por lo tanto, que París fuera republicana, que derruyera la Bastilla o masacrara a los sicarios suizos. Cuando el objetivo es amplio, general, interesa y moviliza a toda una clase, y no es un milagro si, para llegar a la meta final, se abaten toda una serie de cosas, toda una serie de ordenamientos, que al parecer de algunos reclamarían acciones puntuales, exigirían acciones específicas, polémicas distintas.
De ahí que convenga recordar el 14 de julio y París sin Bastilla. Es una enseñanza y un estímulo
Antonio Gramsci. 15 de julio de 1916 (Tomado de Bajo la mole. Fragmentos de civilización. Sequitur, 2009)
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