Es un clásico de la comunicación política el debate entre si la opción más acertada es la reflexiva, profunda y analítica o la desenfadada, audiovisual y superficial. Podemos primero, e Izquierda Unida después, ambos a rebufo del modelo comunicativo dominante en el 15M, comenzaron a desarrollar esta última opción. Si ya resultó algo desconcertante y controvertido en algunos sectores aquello de los tuits a base de GIF’s y los vídeos de gatetes, ahora vemos que el estilo ha llegado nada menos que a algunos sectores gubernamentales bajo la gestión de Podemos.
Un ejemplo polémico ha sido el vídeo de la tarta de cumpleaños protagonizado por los altos cargos del Ministerio de Igualdad. Ni que decir tiene que situaciones similares, unos minutos de relajo en la oficina para sorprender con una tarta de cumpleaños a un compañero, son frecuentes en muchos trabajos. Lo discutible de aquel vídeo es que fuese grabado, editado y difundido por Podemos y desde el propio entorno del ministerio por las redes; y que la destinataria de la tarta y protagonista homenajeada del cumpleaños fuese la jefa que las había nombrado.