La alta comisaria de Derechos Humanos de la ONU, Navy Pillay, en referencia al asesinato de Bin Laden, afirmó que “las Naciones Unidas condenan el terrorismo pero hay reglas elementales que deben ser respetadas también en la conducción de operaciones de antiterrorismo”.
“Esto -agregó- debe basarse en el respeto de las leyes internacionales, que no autorizan la tortura ni las ejecuciones extrajudiciales”, dijo Pillay en la capital noruega. Como ha reconocido Estados Unidos ambas situaciones se han dado en torno a la muerte del líder de Al Qaeda.
La reacción del mayor cargo de las Naciones Unidas que vela por los derechos humanos en el mundo contrasta con la posición de los líderes occidentales.
El presidente estadounidense y Premio Nobel de la Paz afirmó que Osama bin Laden aprendió por la vía dura que Estados Unidos "no olvida" a quienes lo atacan. En un comunicado emitido por el Palacio de La Moncloa sobre la muerte de Bin Laden, el presidente español Rodríguez Zapatero felicitaba al presidente de Estados Unidos a su Gobierno y a sus Fuerzas Armadas por la operación. Y, por su parte, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, también felicitó a Estados Unidos por el operativo en el que falleció el líder de Al Qaeda, y lo califica de "éxito histórico". Desde Alemania, la canciller Angela Merkel declaró que se “alegra” de que se haya “podido matar a Bin Laden”, y felicitó “personalmente” al presidente estadounidense Barak Obama, a quien expresó su “respeto” por el éxito de la operación militar.
De modo que, mira por donde, coincidimos con la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU las personas que consideramos que no es aceptable torturar a un preso para conseguir una información, invadir con un comando militar la soberanía de un país, realizar un asesinato extrajudicial de un hombre desarmado -aunque sea de un líder terrorista y sus acompañantes, y lanzar el cadáver al mar.
En cambio, líderes como Obama, Zapatero, Sarkozy o Merkel se desmarcan de la posición del máximo órgano de derechos humanos internacional calificando de éxito y motivo de alegría y felicitación lo que la ONU condena.
Ahora resta que cada ciudadano se plantee si quiere estar dentro de los parámetros de Derechos Humanos de la ONU o salirse como estos gobernantes.