Página personal del Periodista Y Escritor Pascual Serrano

TeleSur, balance de un sueño que va siendo realidad

Han sido necesarios más de 75 años desde que se inventara la televisión para que surja un proyecto multinacional que no dependa de grandes grupos empresariales ni de elementos publicitarios, que apueste por dar la voz a los ciudadanos y no a accionistas, anunciantes y grupos de poder. Por supuesto, una iniciativa así no se hubiese permitido en EEUU, tampoco Europa se ha demostrado capaz. Ha sido América Latina quien está demostrando que otro mundo es posible y factible como ha afirmado Pedro Casaldáliga.

No lo podemos negar, en Europa nos corroe la envidia. Gobiernos con muchos más recursos y democracias supuestamente más desarrolladas han sido incapaces de crear un modelo televisivo independiente del dinero y del poder empresarial.

Es lo que han conseguido cuatro países –Venezuela, Argentina, Cuba y Uruguay- a los que ya se han unido Bolivia y Nicaragua, y Ecuador próximamente. Todos ellos comparten la necesidad de abordar la información desde una nueva óptica que priorice el protagonismo de los pueblos, los valores de la integración latinoamericana y el rigor informativo por encima de la banalidad, la publicidad, el espectáculo y la manipulación al servicio de las grandes corporaciones empresariales. Ya hace 27 años que la Comisión Internacional de Estudio sobre los Problemas de la Comunicación presentó ante la XXI Conferencia General de la UNESCO, reunida en Belgrado, el trabajo más riguroso y polémico de la historia de la comunicación, el llamado Informe McBride. Ese informe demostraba y legitimaba las denuncias formuladas por el Movimiento de Países No Alineados en Argel, en 1973 cuando subrayaba que "La acción del imperialismo no se ha limitado a los dominios político y económico, sino que comprende igualmente los dominios cultural y social, imponiendo así una dominación ideológica extraña a los pueblos en vías de desarrollo".

En correspondencia con esa afirmación, los No Alineados exigieron, a partir de ese momento, avanzar hacia la concreción de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), fundamental para la edificación de un Nuevo Orden Internacional de la Información y la Comunicación (NOIIC).

El informe fue aceptado por consenso en la Conferencia General de la UNESCO, pero durante el proceso de gestación del mismo, esta institución fue escenario de fuertes tensiones entre países partidarios y detractores por intentar promover políticas nacionales de comunicación, que finalizó con la salida de los Estados Unidos y el Reino Unido de la UNESCO.

Telesur nace como una propuesta del presidente venezolano quien la lanza en una cumbre como una alternativa comunicacional que refleje el punto de vista del Sur frente al del Norte, que apueste por una integración latinoamericana, que fomente su cultura, su idiosincrasia y rompa con el modelo comunicacional dominado por el Norte denunciado en el informe McBride.

Hoy en Telesur tenemos corresponsalías en la mayoría de las capitales latinoamericanas y Washington, y colaboradores en otros muchos lugares. Telesur estamos suscritos a las principales agencias internacionales y tiene acuerdos para compartir imágenes con Al Yazzira, BBC de Reino Unido y la televisión iraní, además de con otras televisiones locales o regionales de muchos países. Está también en proyecto crear una agencia de noticias. Disponemos de nuestra propia Factoría Latinoamericana de Contenidos (Flaco), instancia que tiene por misión fomentar la producción, promoción y distribución del audiovisual latinoamericano. Ya sean cortos, medios o largometrajes, ficción, documental o experimental, seriados o unitarios, producidos o en proyecto, es prioridad de Flaco asegurar su difusión en el territorio latinoamericano, bien a través de Telesur o cualquier otro medio disponible.

Es inminente que la señal sea difundida por Europa a través de dos satélites, el Astra y el Hot Bird 7, éste último llegará hasta Rusia. Se emitiría la señal sin codificación de pago, lo que quiere decir que sólo con la antena parabólica y el codificador digital se podría ver en nuestras televisiones.

La máxima dirección del canal es un consejo integrado por representantes de los gobiernos, este órgano no toma decisiones de contenidos, sino cuestiones de política empresarial (acuerdos con otras cadenas, aprobación de presupuestos y balances, acuerdos de coproducciones o de emisión con otras cadenas…).

Telesur estableció desde su nacimiento un consejo asesor integrado por una veintena de figuras internacionales importantes de la comunicación, la televisión o documentalistas. Son miembros de ese consejo asesor el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, Ignacio Ramonet, Michel Collon, Gianni Miná, Tariq Ali, Silvio Rodríguez, Pino Solanas, por nombrar algunos.

En la programación de Telesur los informativos ocupan en torno al setenta por ciento del contenido. Se distribuyen en noticieros estelares, rondas informativas y avances que se ocupan de noticias divididas en los bloques de América Latina, Vuelta al mundo y Deportes. Existe una revista diaria –“Agenda del Sur”- donde se comentan noticias del día, con un tema central de actualidad, entrevistas y temas culturales a lo largo de dos horas de duración. Tenemos también un resumen de noticias semanal, “Síntesis Latinoamericana”; un programa diario donde se aborda con profundidad un tema de actualidad, “En vivo desde el Sur” y diversas series de documentales como “Memorias del Fuego” con temáticas históricas o “América tierra nuestra” con un perfil más cultural. No existe programación infantil y los largometrajes se limitan a una o dos películas el fin de semana.

La reciente decisión de emitir en abierto para Venezuela exige poner en marcha otra programación diferente adaptada a la legislación venezolana. Habrá por tanto dos emisiones, la internacional por cable o satélite y la venezolana en abierto.

Una duda razonable es cómo influyen los gobiernos propietarios en los contenidos. Los contenidos del noticiero se deciden en lo que se denomina reunión de pauta, donde se juntan miembros de los tres departamentos que integran el informativo: asignaciones que son quienes coordinan lo que llega de agencias y a las corresponsalías, producción, que trabaja audiovisualmente para terminar el producto final y redacción que son quienes preparan las noticias que se hacen desde la sede. En esa reunión todos los asistentes proponen temas y noticias en función de lo que se lleva preparado o ha tenido conocimiento y se decide cómo se va a resolver: si lo hace una corresponsalía, si se hace con agencia, si se busca un analista, si para una temática procede una determinada entrevista, etc… Algo similar se hace en Agenda del Sur.

Hasta aquí sería la parte rutinaria, pero hay que pensar que nuestros contenidos deben ser diferentes a los del resto de medios y eso plantea generalmente muchos obstáculos.

Hemos de saber que las noticias más destacadas de las agencias no tienen porqué ser las más importantes para Telesur. Y que tampoco es necesariamente la verdad eso que procede de las agencias, ellos tienen su propia agenda y su punto de vista, es muy difícil que sea el nuestro.

Nuestro modelo de búsqueda de la noticia debe ser opuesto al habitual. Nuestro principio es darle la voz a los pueblos. Cualquier decisión, propuesta o iniciativa gubernamental o no, debe ir acompañada de la reacción de las organizaciones sociales, sindicatos, campesinos o cualquier otro grupo social que de verdad sea representativo de la lucha de los pueblos por ser dueños y protagonistas de su futuro.

Ante cualquier debate público, no debemos preguntarnos cuál debe ser la posición editorial, ni si debemos compartir o no la iniciativa de un gobierno, nuestra obligación es investigar qué piensan los grupos sociales afectados: ecologistas, campesinos, trabajadores, indígenas, etc… A ellos les debemos dar la voz para que expresen su posición, lo que no impedirá escuchar las opiniones oficiales.

Tenemos que tener claro que los conflictos sociales nunca son un espectáculo, son el choque de intereses entre dos fuerzas sociales y hemos de explicar la posición de cada una de ellas. En Telesur las imágenes de enfrentamientos, por ejemplo, entre policías y campesinos contra un tratado de libre comercio, sólo son noticia si vamos a explicar por qué protestan esos agricultores y de qué instituciones depende la solución de su problema.

Del mismo modo, antes de abordar una noticia sobre un conflicto armado hemos de informarnos de las causas que lo originan, el carácter democrático y respetuoso o no de los derechos humanos de cada gobierno implicado y las propuestas y apoyo social de los grupos insurgentes.

En Telesur no hay periodistas estrella. La competencia entre compañeros de Telesur es incompatible con el proyecto colectivo de este canal. Nuestro valor siempre será colectivo.

También tenemos que romper con modelos de comunicación dominantes. Elementos considerados como valores de reconocido prestigio con trascendencia informativa en otras grandes cadenas no lo son en Telesur. Nuestras noticias no han de responder al mismo patrón que, por ejemplo, la CNN. No nos interesa el precio del diamante más caro del mundo, la pasarela de moda de París, las galas de este año de los músicos de éxito para las empresas discográficas, ni el hombre que ha hecho el castillo de cerillas más grande del mundo. La noticia del brillante que lució la reina de Inglaterra en Telesur será noticia pero para compararlo con lo que cobra un desempleado de Liverpool. Para nosotros es noticia una historia de interés humano de unos indígenas que siguen manteniendo su cultura, unos trabajadores que están sacando adelante una fábrica ocupada, la historia de un niño de cinco años que debe trabajar en una mina de Perú para ayudar a mantener a su familia, la vida en una embarcación ecologista que se va a enfrentar en alta mar con un barco ballenero, la lucha por salir adelante de un joven que está en prisión. Sin impedir que en Telesur haya sitio también para los sueños: la historia de superación de un jugador de béisbol, de quienes han dejado una cómoda vida en la ciudad para compartirla en proyectos solidarios, de apasionados que hacen cine con una sencilla cámara en mano en duras condiciones…

Es importante no dejarnos arrastrar por la cultura informativa dominante. Veamos por ejemplo las catástrofes naturales. Se trata de informaciones que, además de que conllevan un fuerte elemento ideológico desmovilizador, suelen estar siempre balanceadas hacia los países ricos. Pueden estar seguros que un autobús que se accidente con el balance de cincuenta pasajeros muertos provocará diez veces más de cables e imágenes si es en Francia que si es en Honduras. Pero, además, en términos de tragedias no informamos de los cuarenta mil muertos por hambre al día en el mundo, de las decenas de muertos en una ciudad de Africa por el SIDA, tampoco lo podemos hacer todos los días, pero acordarnos de esa tragedia nos ayuda a valorar en su justa medida los diez muertos en un accidente de tráfico en Japón.

Ante una tragedia en un país remoto, hemos de pensar en qué medida eso sirve a nuestro objetivo de explicar el mundo o darle la voz a los silenciados por los grandes medios. No sería lógico no haber informado de los conflictos sociales, las luchas de los pueblos o las condiciones de vida de los ciudadanos de, por ejemplo, Azerbaiyán en los últimos meses, y acordarnos sólo de ese país el día en que se cayó un avión con cuarenta pasajeros. Nos hemos de preguntar ¿fue eso lo más importante que pasó en Azerbaiyán en los últimos seis meses? Los grandes medios suelen suplir su cuota de informaciones sobre los países humildes no explicando como viven las gentes o describiendo sus problemas, sino sacándolos cuando hay una inundación o descarrila un tren. Nosotros no vamos a hacer lo mismo. Si alguna vez informamos de Azerbaiyán que sea para explicar las grandes riquezas en gas y petróleo que posee el país en contraste con el nivel de pobreza.

Pero también debemos huir del panfleto y de la arenga. Telesur no nace para organizar a los pueblos ni movilizar a nadie. Para eso están los colectivos sociales. Nosotros solo pretendemos transmitir su voz al mundo, decir la verdad que silencian los grandes medios y explicar las claves que permitan a los ciudadanos entender una realidad que los poderosos intentar ocultar detrás del colorido, la frivolidad y la mentira de los grandes medios de comunicación.

La primera vez que fui a Telesur, en septiembre de 2005, todavía en pruebas, ya lo escribí: “No va a ser fácil, tendrán presiones, algunas descaradas, otras sutiles. Los gobiernos que han hecho la apuesta deberán mantenerse firmes y nobles en permitir que el rigor y la verdad salga adelante, los profesionales han de saber darle la voz a los pueblos y a las mentes honestas” luchando contra todo tipo de presiones.

El mundo honesto y progresista tiene puestos los ojos y la esperanza en Telesur. Y también sabemos que podemos contar con su apoyo. Tenemos una gran responsabilidad, creo que histórica. Puedo decir que no he visto a nadie en ese canal que no esté dispuesto a dar lo mejor de sí para el proyecto. Es importante que todos tengamos claro el papel de Telesur, y exigirnos que lo cumplamos, pero tampoco se nos puede pedir que hagamos otra cosa que no sea la que corresponde a un medio de comunicación.

Telesur ya lleva año y medio en el aire. ¿Hemos estado a la altura de las expectativas? Según para quien. Hubo muchas buenas gentes que pensaron que una televisión se hacía en dos meses, más sencillo todavía si había un gobierno con recursos y una apuesta clara. Yo creo que se ha hecho mucho, más de lo que se puede esperar en tan poco periodo de tiempo. Se han ido abriendo corresponsalías en todas las capitales de América Latina, hay colaboradores en ciudades muy importantes. Creo que hemos tenido coberturas antológicas que han mostrado que se puede hacer otro tipo de periodismo. Informamos al mundo con más de diez horas de programación diarias del Foro Social Mundial de Caracas, pero también después del de Nairobi, ningún canal internacional le dio tanta importancia. Se informó de forma espectacular de la cumbre de países no alineados en La Habana el pasado año. Acaba de volver de Bagdad el único equipo de televisión de habla hispana que estaba en el país.

Y nada de eso es fácil por muchas razones. Las tecnologías para trabajar televisión no están disponibles en Nairobi ni en La Habana bloqueada, ahí no hay buenas coberturas de satélites, banda ancha de Internet y adecuadas líneas telefónicas. Esas logísticas están donde se celebran las cumbres de la OMC, del Banco Mundial, de la OTAN o del G-8.

Pero hay otro elemento que los ajenos a la televisión no siempre son conscientes. En televisión si no hay imágenes no hay noticias, se puede intentar resolver con gráficos, archivo, fotos, etc…, pero evidentemente afecta al resultado final. La mayoría de las televisiones del mundo resuelven un porcentaje alto de sus contenidos con imágenes de agencia, pero a esas agencias no le interesan las cosas que deben interesar a Telesur. Para la sección de Cultura mandan imágenes de una subasta de cuadros en Londres y nosotros queremos contar la historia de unos músicos callejeros de Bogotá. De Chile envían la firma de un acuerdo económico entre Bachelet y Japón y nosotros queremos emitir una manifestación de indígenas mapuches contra una multinacional que contamina su río. De Colombia ellos difunden imágenes del último congreso en Cartagena de Indias y nosotros queremos las imágenes de los suburbios de esa ciudad donde malviven un millón de colombianos. Es decir, ir contracorriente es complicado. No solamente no disponemos de las imágenes, sino que hay que lograr que los profesionales, formados y educados en un modelo dominante, entiendan que no debe ser noticia el libro más vendido –eso es una estrategia empresarial-, ni lo que un club ha pagado por un futbolista porque supone un culto al dinero o el reconocimiento de una inmoralidad. A los profesionales jóvenes que llegan a Telesur hay que darles a entender que un noticiero tampoco se monta con ráfagas de noticias de agencias. Debemos explicar las noticias, su precedente, su contexto, los intereses implicados, los grupos enfrentados, las diferentes propuestas de resolución de un conflicto.

Luego están las dificultades para la difusión de la señal. Venezuela no tiene ningún satélite en propiedad o copropiedad. Eso quiere decir que utilizar por ejemplo quince minutos un satélite para una entrevista en directo puede costar unos mil dólares. El doble si es un sitio complicado como Africa, Bagdad o el sur del Líbano en la guerra. Conseguir que la señal de difusión se emita para una región del mundo vía satélite, , por ejemplo el Astra para España o Francia, cuesta cientos de miles de dólares anuales. En América Latina el sistema de emisión suele ser por cable. El mercado ahí se organiza mediante empresas que ofrecen un paquete de canales por un pago mensual. Una familia podrá ver en su casa Telesur si existe una empresa de cable que ha considerado oportuno incluir a Telesur en su oferta, si no, no nos podrá podrá ver. Es como, digamos, los quioscos de prensa, uno no puede comprar el periódico si el quiosquero de su barrio no acepta distribuirlo. Para bien y para mal ese mercado de empresas de cable está muy fraccionado, hay muchos quioscos. Eso tiene como bueno que impide oligopolios que puedan vetar la entrada de Telesur en un país, y como malo que se debe hacer un trabajo de hormiguita hablando empresa a empresa cerrando acuerdos. La oferta que tienen las empresas es tal que se podría decir que cobran en lugar de pagar por incluirte en su paquete.

Tenemos también grandes retos tecnológicos, yo personalmente creo que el futuro está en Internet y ya la televisión es pasado. Las cadenas están llegando a acuerdos con servidores de Internet (youtube, google) para poner sus contenidos en ellos y poder ser vistos a la carta por los internautas. Las ediciones en Internet de los periódicos están comenzando a poner vídeo, con lo cual la frontera entre periódico y televisión será difusa.

Esto sería en lo referente a las cuestiones tecnológicas, por otro lado, cuanto mejor hagamos Telesur, cuanto más dignos nos mantengamos en el objetivo de defensa de los pueblos, cuanto más difusión logremos por el mundo, mayor serán los problemas y dificultades. No olvidemos que las dos cadenas de televisión que más se han opuesto a las guerras de Estados Unidos, la árabe Al Yazzera y la televisión pública serbia, fueron bombardeadas por Estados Unidos, la primera en la invasión de Iraq y la segunda en la invasión de Yugoslavia. Decía el Quijote, “ladran Sancho, luego cabalgamos”. Sus ladridos serán todo tipo de acusaciones, nos llamarán terroristas, nos acusarán de mentirosos, de apoyar desestabilizaciones, nos presionarán los enemigos, y quienes se pasarán por amigos. Nada de ello nos deberá intimidar, son muchos los pueblos del Sur que han puesto su esperanza en este proyecto y muchos los ciudadanos del Norte que desean un orden informativo más justo. A todos ellos nos debemos y todos ellos nos están dando cada día su apoyo.

 
 
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