Probablemente muchos de las jóvenes generaciones españolas no sepan que después de la victoria militar franquista en 1939 en nuestro país hubo entre diez y sesenta mil guerrilleros, según las fuentes, que siguieron combatiendo contra la dictadura hasta el año 1952, es decir, nada menos que trece años de lucha armada en durísimas condiciones de represión y acoso. Uno de esos frentes fue la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), que actuó en la zona comprendida entre el sur de Teruel, interior de Castellón y el norte de Cuenca.
En la localidad conquense de Santa Cruz de Moya se celebraron los días 4 y 5, por novena ocasión, las jornadas denominadas "El Maquis en Santa Cruz de Moya. Crónica Rural de la Guerrilla Española”, organizadas por la asociación La gavilla verde. Las jornadas se clausuraron con la celebración del Día del Guerrillero Español y el Homenaje a la Guerrilla Antifranquista “como reconocimiento a los guerrilleros y a sus justas reivindicaciones”. Las tres asociaciones de ex guerrilleros de la Comunidad Valenciana, Cataluña y Cuenca celebran desde 1989 el Día del Guerrillero en Santa Cruz de Moya el primer domingo de octubre.
Durante esos dos días, historiadores, juristas, familiares y guerrilleros supervivientes recordaron y homenajearon esos duros años de lucha contra el fascismo y por la libertad, la democracia y la legítima república derrocada por el golpe militar.
Tuve este año la oportunidad de participar con motivo de la presentación del libro de poesías de Olivier Herrera y descubrir cientos de personas que reivindicaban esa parte de la historia de España que tanto se está haciendo por silenciar, en uno de los ejemplos más impresionantes de traición a la memoria y la dignidad de los protagonistas. Otro de los atractivos que le dota de una emoción especial es el hecho de que se celebren precisamente en el lugar donde se desarrollaron los acontecimientos, en la bella e impresionante Serranía de Cuenca.
Me llamó la atención, si es que a estas alturas eso puede asombrarnos, la absoluta ausencia de cobertura periodística de las jornadas. No vi, a excepción del acto final, ni un solo medio de comunicación haciéndose eco de los valiosos estudios y testimonios que allí se compartieron, en especial, la presencia de media docena de guerrilleros que lograron emocionar a una sala repleta de asistentes que escuchaban de primera mano las duras circunstancias de aquella vida, los principios que les inspiraban, sus errores tácticos, su cohesión al margen de partidos políticos y las emociones que vivieron los guerrilleros durante esos largos años.
El homenaje del domingo día cinco, con la imagen de dos millares de personas ondeando banderas republicanas en la ladera de una montaña dominada por el monumento al guerrillero -obra del valenciano Javier Florén y levantado en 1991- apenas fue cubierto por la televisión regional, un diario y la agencia estatal. Pensar en las docenas de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión que se aglomeran ante el primer día de colegio de la infanta Leonor mientras silencian la lucha por la democracia de decenas de miles de guerrilleros que dieron su vida por una España democrática y justa, vuelve a ser una muestra de la diferencia entre la realidad y la imagen proyectada por los medios de comunicación.
Ese esfuerzo desinformativo de quienes trabajan para que el olvido triunfe sobre la historia de España y de sus héroes sólo está sirviendo para que, cada vez más, muchas personas se vayan convenciendo de la miseria y vergüenza que rodea a este modelo de formación de mentalidades sumisas. Pero lo más importante es que no lo están consiguiendo. Cada año aumenta el número de de participantes e inscritos a las jornadas de Santa Cruz de Moya, cientos de personas de llegan de toda España y de Francia y desbordan a organizadores y también al potencial logístico de una localidad de apenas trescientos habitantes.
Mientras el apoyo ciudadano al recuerdo de los guerrilleros no deja de crecer, son -en opinión Pedro Peinado, presidente de la Gavilla Verde- "los grandes olvidados de la Ley de la Memoria Histórica. La normativa los nombra, pero no les reconoce derechos ni pensiones". Las tres asociaciones de ex guerrilleros reivindicaron que se les reconozca como "la última expresión del Ejército Republicano" y que se les equipare a los militares del Ejército de la II República. El maquis español es la única guerrilla antifascista de Europa cuyos miembros todavía no han sido recompensados por su país como luchadores de la libertad.
Pero fue otro el mensaje más recurrente y que más me impresionó en todos los guerrilleros que tomaron la palabra a lo largo de esos dos días. Nos pedían encarecidamente que siguiéramos su lucha por una España justa, democrática y republicana. La mejor prueba de que eso no existe hoy es el silencio mediático ante su gesta. Por eso, somos muchos los que nos hemos hecho la promesa de que cada vez que en nuestra televisión expongan la imagen de un Borbón veremos a un guerrillero antifranquista y republicano con un fusil y en cada palabra de un mensaje de la familia real escucharemos la voz de esos hombres y mujeres que dieron su juventud y su vida, y que nos piden que recojamos el testigo por un mundo justo e igualitario.