En la mayoría de facultades de periodismo -con maravillosas excepciones-, los periodistas se forman bajo el paradigma sostenido con dos principios supuestamente inquebrantables: la objetividad y la imparcialidad.
El experto español Pascual Serrano aboga Contra la neutralidad en su libro, en el que, tras los pasos de grandes profesionales, como Kapuscinski, Walsh, Snow, Reed o Capa, asegura que “el culto a la objetividad provoca que los reporteros que presencian tragedias y sufrimientos cuyos responsables están perfectamente identificados vean que sus crónicas terminan llegando al público descafeinadas”.