Son recurrentes las noticias y las críticas a diferentes políticos, pero especialmente a los de Podemos, a los que se les acusa de presionar y coaccionar a los periodistas. Detrás de esa percepción se encuentra la tesis de que el político es fuerte y el periodista es débil. Se trata de una visión ingenuamente liberal que considera al político como parte de un Estado poderoso y coaccionador, y al periodista como un profesional libre y defensor de buenas causas. Habría que empezar aclarando que el periodista es débil o fuerte en función de para qué medio trabaja. Y de que el político es fuerte o débil en función de qué poderes fácticos le apoyan. Hay muchos periodistas que no representan a nadie, pero que tienen detrás a emporios económicos y financieros importantes; y muchos políticos que a duras penas pueden sacar adelante sus propuestas a pesar de contar con apoyos ciudadanos masivos porque se enfrentan quizás a los poderes que sostienen a esos periodistas.
Si repasamos la casuística judicial, que no es precisamente un campo de poder comunista que embista contra los periodistas de la derecha, podemos encontrar numerosos casos en los que se ha demostrado que quienes acosan hasta el punto de ser condenados por los jueces, son más algunos periodistas a políticos que al contrario.
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