En el pasado debate en el Parlamento para la aprobación de los Presupuestos generales de 2021 Vox protagonizó un curioso comportamiento: no presentaron ninguna enmienda y anunciaron que «rebatirían» los Presupuestos mediante la elaboración de vídeos propagandísticos en redes sociales para «desenmascarar» las cuentas. Esta decisión sorprendió e indignó al resto de los partidos. Para el gobierno, la ultraderecha incumplía su obligación democrática, mientras que el resto de la oposición les acusó directamente de «vagos».
Como es sabido, los Presupuestos son las cuentas más importantes de la legislatura para el Ejecutivo y, después de rechazarse las enmiendas a la totalidad, el debate gira en torno a las enmiendas parciales presentadas por los grupos políticos que después se votan una a una. Para el gobierno, elaborar la Ley de Presupuestos es un titánico esfuerzo y para la oposición también lo es presentar enmiendas. El PP presentó más de 1.500 enmiendas parciales. Es un proceso largo y costoso, pero es así como se entiende el funcionamiento del poder legislativo, el debate político y la institucionalidad en una democracia parlamentaria.